El centro oftalmológico fue condenado a indemnizar a la paciente con 74.326 euros por provocarle una ectasia bilateral.
En el siguiente extracto puedes ver la entrevista a Sonia (socia de ASACIR). Extracto del programa Dues Voltes de IB3 (Radiotelevisió de les Illes Balears) sobre negligencias médicas (ver programa completo).
Su historia completa:
Sonia fue operada de miopía con LASIK en 2003 en un instituto oftalmológico de Mallorca y actualmente las secuelas producidas por esta cirugía limitan de forma significativa todos los aspectos de su vida, causa del dolor ocular y la deficiencia visual. Por ejemplo, es incapaz de utilizar el ordenador durante un tiempo prologando, lo cual la incapacita para su trabajo.
Desde el primer día sufrió de ojo seco severo en ambos ojos: incapaz de tolerar el aire acondicionado, la calefacción o el viento (picor, sensación de arenilla y fotofobia), aunque lo peor llegaría más tarde.
Su vista empeoraba con el paso del tiempo: halos, deslumbramiento, visión doble… Su empeoramiento lo acusaban a un astigmatismo residual, camuflando así su diagnóstico real, que sería una ectasia bilateral posLasik, de la cual no fue consciente hasta que en 2012 se la diagnosticaron en un hospital público. En ese momento es cuando decide interponer la demanda judicial. Demanda que finalmente ganaría y por la cual sería indemnizada con 74.326€.
A partir de ahí, nos cuenta, ha pasado por un calvario. A la mala visión, se le sumó de la noche a la mañana el dolor neuropático o neuralgia corneal, que describe como tener “una aguja clavada en ambos ojos durante todo el día”. Actualmente acude a la unidad de dolor del hospital intentando buscar alguna solución paliativa, pues esta enfermedad es por el momento irreversible y sus síntomas difíciles de atajar. El origen es la disección de los nervios oculares durante la intervención.
Por último, quiere mandar un consejo a todas aquellas personas que están planteando operarse:
“Les diría simplemente que le dedicaran diez minutos de su vida a leer esta página y después que decidan. Mi consejo es que no merece la pena arriesgar sus ojos. Hoy por hoy, la operación de miopía tal y como me han confesado oftalmólogos ajenos al negocio en consulta, es una especie de lotería, independientemente de las pruebas preoperatorias, y que nadie se sometería voluntariamente a una cirugía si fuera plenamente consciente de esta realidad. Realidad que de forma sistemática ocultan quienes se dedican al negocio, a sabiendas de que si informasen sobre todos los riesgos y su alta tasa de incidencia nadie, en su sano juicio, se operaría. Eso explica lo más elemental de todo, y es que ellos lleven gafas”.
La sentencia publicada en su día en el diario El Mundo.
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