El periódico The Guardian informó de que el Departamento de Salud del Reino Unido lanzará una campaña para evaluar los centros que realicen cirugía estética, que se extiende a las clínicas de cirugía refractiva. Estas evaluaciones podrán ser consultadas online por los consumidores. De esta forma, dice el secretario de salud Jeremy Hunt, ayudaremos a terminar con la «lotería de la mala práctica».
Los centros y proveedores de servicio evaluados incluyen clínicas de cirugía refractiva, servicios ambulatorios, unidades de diálisis o incluso clínicas que practiquen abortos.
El gobierno está tratando de asegurar que los pacientes puedan someterse a este tipo de tratamientos de forma más segura, desde que en 2012 se destapó el escándalo del implante mamario PIP.
Sin embargo, la postura de los activistas británicos es crítica y consideran estas medidas insuficientes.

Sasha Rodoy, reconocida líder contra la industria de la cirugía refractiva, cree que en el fondo no tendrá implicaciones reales para que se ponga en marcha una regulación exhaustiva que frene el número creciente de afectados. Al tiempo considera que es un error meter a la cirugía refractiva en el mismo saco de la cirugía plástica, ya que minimiza la seriedad de la primera.
Por último llama la atención al advertir de que la evaluación solo se hará sobre las instalaciones de las clínicas, pero no sobre sus cirujanos.
No es la primera vez que la polémica sobre la cirugía refractiva salta a los medios británicos o es asunto político. Ya en 2013 el reconocido diputado John McDonnell intervino en la Cámara de los Comunes exigiendo una revisión y restricción de este tipo de intervenciones.
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