La cirugía refractiva es promovida en torno a la tabla optométrica de Snellen. Para su examen visual el paciente se sitúa a una distancia de 20 pies (6 metros). La línea 8 representa la visión 20/20, la cual se considera normal (cero dioptrías de miopía). 20/40 indicaría que la línea que el paciente puede leer correctamente a 20 pies de distancia puede ser leída por una persona con visión normal desde 40 pies.
Al igual que el público en general, los pacientes potenciales de cirugía refractiva creen que una visión 20/20 es siempre sinónimo de una visión óptima. Los cirujanos se promocionan en base a ello y se dan por satisfechos cuando el paciente es capaz de leer las letras de la tabla sin necesidad de gafas o lentes de contacto. En cambio prefieren no hablar de cómo la visión 20/20 puede igualmente significar una pesadilla después de la cirugía.
Ensayos clínicos requeridos por la FDA demuestran que la cirugía refractiva reduce la calidad visual incluso con la tecnología ‘más avanzada’.
Considera las cinco tablas que puedes ver más abajo. La primera tabla correspondería a una visión 20/20 precirugía corregida con gafas o lentes de contacto. Las cuatro siguientes, a excepción de la última tabla, también serían una visión 20/20 a ojos del cirujano, pero en este caso postcirugía. Se puede apreciar un deterioro gradual de la calidad visual fruto de las aberraciones: visión fantasma, visión doble, halos, deslumbramiento, mala visión nocturna y baja sensibilidad al contraste son las más frecuentes. Evidentemente muchos pacientes aseguran que pese a «tener una visión 20/20» su calidad visual es pobre o muy pobre. Estas secuelas son irreversibles y no corregibles mediante gafas.
Para más ejemplos de visión postcirugía visita esta sección.
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