Gloria McConnell es el último caso de suicidio conocido debido a las secuelas producidas por la cirugía láser para corregir su visión. Atrás deja a su esposo y dos hijos.
«Soy una reclusa en mi propia casa y me paso horas en la cama con dolor»
Ella, al igual que miles de personas damnificadas, era miembro del grupo internacional de apoyo por complicaciones LASIK (y otras técnicas) en Facebook.
«No soy la misma persona, antes siempre era sociable y hacía todos los recados», relataba el pasado noviembre en un escrito dirigido a la agencia reguladora estadounidense (FDA) advirtiendo de los problemas de estos procedimientos. «Ahora soy una reclusa en mi propia casa y me paso horas en la cama con dolor». Además del dolor crónico tampoco podía conducir por la noche, tenía imágenes fantasma, sufría depresión y sus ojos se habían vuelto hipersensibles a la luz.
En su queja quiso advertir también al resto de potenciales cliente: «La gente piensa (como yo lo hice) que porque la cirugía Lasik ha existido por mucho tiempo ya ha sido perfeccionada y es segura», pero apostillaba que «no es cierto», al tiempo que reclamaba «información completa sobre los riesgos» de estas intervenciones.
Según la asociación de pacientes estadounidense el número de personas que se han suicidado hasta el momento es de 35 y sospechan que «hay muchos más».
Recientemente la FDA ha elaborado un borrador de una guía sobre estos procedimientos con un control más estricto y con información más completa para los pacientes. Las asociaciones de afectados lo consideran un avance, aunque insuficiente y tarde en el tiempo. Por su parte la industria se ha lanzado a la caza de la FDA. No olvidemos que la cirugía refractiva es uno de los sectores más lucrativos de la medicina y el que más dinero fácil y rápido supone para el sector privado de la oftalmología.
En España, desde ASACIR hemos mantenido reuniones con el Ministerio de Sanidad y la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, a quienes les hemos trasladado una serie de medidas garantistas que por el momento han olvidado en un cajón, yendo por detrás de otros países como los propios EE.UU.
A continuación traducimos de forma íntegra el escrito de Gloria a la FDA:
Me operé de Lasik en mayo de 2019 y me ha destrozado la vida. He estado sufriendo no sólo con mala visión que sólo se puede corregir con lente escleral (muy caro e incómodo) pero el dolor en el ha sido indescriptible. Intenté suicidarme porque ningún analgésico me ayudaba.
«Mi médico me dijo que yo era el candidato perfecto para Lasik y nunca habló en absoluto sobre el riesgo. Fui a uno de los llamados mejores, así que confié en él. Ocho meses después de la intervención, me desperté un día con los párpados hinchados, 3 chalaziones y 1 orzuelo. En aquel momento no sabía lo que me pasaba, mi médico no le dio importancia y me dio una pomada de esteroides y me dijo que se me pasaría. Mientras tanto, me convenció para que me hiciera lo que él llamaba una mejora o retoque, porque mi visión pasó de 20/20 a 20/40. Fue muy persistente en convencerme de que lo hiciera. Fue muy persistente en convencerme de hacer esto, de nuevo siendo uno de los mejores médicos Lasik estuve de acuerdo. Mis párpados se habían curado un poco pero todavía tenían algo de hinchazón. Le pregunté y me dijo «no te preocupes, ya casi ha desaparecido».
Me operé y al día siguiente no podía ver por el ojo izquierdo. Al parecer el colgajo se había movido y ahora empezaban los verdaderos problemas. Me tuvieron que poner 3 puntos para mantener el colgajo en su sitio durante 4 semanas. Después de quitarme los puntos, mi visión estaba distorsionada. Me mandó a casa y me dijo que mejoraría. Una semana después, le dije que algo iba mal. Me hizo una prueba y, al parecer, había un pliegue o estrías, lo que significa que no alisó el colgajo, que estaba mal colocado. Me puso una lentilla en el ojo y me dijo que la llevara durante una semana y que se alisaría sola.
Mientras tanto, mis párpados estaban más hinchados y tenía pus goteando de las glándulas y mis ojos estaban extremadamente secos. A la semana siguiente me dijo que tenía células encarnadas y que necesitaba reflotar la córnea. Esta vez me pusieron cinco puntos durante cuatro semanas.
No fue hasta que encontré un especialista en ojo seco que me di cuenta de que él hizo esta llamada mejora cuando yo tenía disfunción de las glándulas de Meibomio. Es como si me hubiera utilizado como experimento. Lo sabía y no me lo dijo.
La gente piensa (como yo lo hice) que porque la cirugía Lasik ha existido por mucho tiempo ha sido perfeccionada y es segura. NO ES CIERTO. Ya no puedo conducir por la noche, tengo imágenes fantasma, sufro depresión, mis ojos son sensibles a la luz, tengo blefaritis (nunca la había tenido en mi vida) antes de Lasik y sufro fuertes dolores. Apenas puedo ponerme la lente escleral porque siempre tengo los párpados hinchados y doloridos. No soy la misma persona, siempre era sociable y hacía todos los recados. Ahora soy una reclusa en mi propia casa y me paso horas en la cama con dolor. Mi marido es mayor y tiene problemas de salud y él ha estado haciendo todos los recados. No hay día que no me arrepienta de esta decisión y no hay día que no tenga ideas suicidas.
Mi médico también me hizo monovisión sin mi permiso. Ni un solo abogado quiso aceptar mi caso. Me pregunto cuántas personas se habrán suicidado después del Lasik. Supongo que nunca lo sabremos. Estoy totalmente a favor de un nuevo etiquetado para los láseres LASIK con información completa sobre los riesgos.
Por favor, ayuden a la gente como yo».
Teléfono de la Esperanza para la prevención del suicidio, España: 717 003 717
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